La siguiente entrevista fue hecha por diario El Comercio en el año 2005, en reconocimineto a la labor tanto a la institución que sirvió como a sus pasantes que, aunque conocían de su caracter fuerte, supieron ganarse su amistad.
«El amor que siente por el campo no es fortuito. Es algo que lo lleva dentro, en sus genes. el Ing. Agr. Víctor Hugo Ortega Araujo (Loja, 1941) se confiesa uno de esos agricultores de antaño, de aquellos que se resisten a los artilugios de la modernidad y prefieren aprender con la práctica.
El paso por la universidad supuso, para este amante de la investigación, una oportunidad para probar sus ideas. En la Universidad de Guayaquil la carrera escogida no pudo ser otra que la de Ingeniería Agronómica. «Uno de sus logros es haber obtenido su título universitario», afirma su esposa Zoila Duarte, una risueña piñareja.
Jeans raídos, sombrero de paja de ala ancha, botas gastadas y unas infaltables tijeras de podar componen la pinta de este hombre, quien asegura que nunca lo verán detrás de un escritorio.
Tras su paso por la universidad, hace ya casi 47 años (a la actualidad, 2022), consiguió una pasantía en las oficinas de la Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas y de la Península de Santa Elena (CEDEGE). Allí probó suerte con su tesis sobre el cultivo de fréjol. «Pero no me fue tan bien». No obstante, aquel pequeño traspié no supuso una derrota. Sus empleadores vieron en él una empatía con la agricultura y lo retuvieron.
La ruta personal
- Sus logros Además del mango trabajó en el mejora miento genético de cacao, guayaba, cebolla y maracuyá.
- Su currículum profesional Es administrador de las tres granjas experimentales del CEDEGE en Chongón, Playas y El Azúcar. Allí se desarrolla ron híbridos de varios cultivos y multiplicación de maíz.
- Su experiencia acumulada Ortega es instructor de estudiantes y también dicta charlas sobre mejoramiento y potenciales de los cultivos.
- Su vida Los fines de semana comparte su tiempo con su esposa y sus cuatro hijos en su finca que tiene en Milagro, donde cultiva mango.
Pese a haberse dedicado a la investigación del mejoramiento y desarrollo de una extensa variedad de cultivos tradicionales y exóticos, a lo largo de más de cuatro décadas, el verdadero interés del «profesor», como lo llaman los pasantes a quienes hoy instruye, está centrado en el cultivo del mango. Su curiosidad se desató al constatar que, aunque en el país la fruta se cultivaba extensamente y casi de manera silvestre, había poco interés por aprovecharla para la exportación. Álvaro Garzón, técnico de la granja experimental de CEDEGE en Chongón, resalta de Ortega sus vastos conocimientos en el tema. «Es un verdadero instructor», resume seguro.
Ortega agrega convicción a su trabajo. Sabe exactamente lo que hay que hacer para que una variedad de mango en específico, de las cuatro que se prueban hoy en Chongón, resulte con la textura perfecta para ser procesada. Para él, la variedad Tommy Atkins es la de mayor proyección para producirla en el país. Esta variedad casi carece de fibra-condición ideal para ser procesada como jugo y su sabor es muy agradable.
Este capacitador también ha probado suerte con el cacao. En la granja experimental de Playas, bajo su mando, ahora se prueba la resistencia del cultivo en condiciones adversas. Y al parecer va por buen camino. Las pruebas para cultivar cacao fino y de aroma en las tierras secas de esa localidad son promisorias.
De Ortega, su esposa destaca su tenacidad, pero también su buen carácter. Eso sí, lamenta que con tanto trabajo a veces hasta a ella se le haga difícil localizarlo. «Ni siquiera le gusta el celular», matiza. «También es muy exigente», añade Ángela Villamar, ex alumna y hoy colaboradora en la granja de Playas
«Evalúo cuidadosamente las destrezas de los estudiantes que vienen a hacer pasantías aquí. Casi siempre acierto con quienes tienen potencial para dedicarse al campo».
Los conocimientos de este instructor los comparte con sus alumnos o con otros apasionados de la agricultura, durante sus charlas y recorridos de capacitación. En su memoria hay más de un centenar de pasantes. Jeans raídos, sombrero de paja de ala ancha, botas gastadas y unas infaltables tijeras de podar componen la pinta de este hombre, quien asegura que nunca lo verán detrás de un escritorio.
En la actualidad (2022) ya se encentra jubilado ya hace varios años y su legado aún se mantiene ya que sus colegas y alumnos aún lo contactan, porque ya utiliza celular y lo maneja lo suficientemente bien, cuando surgen dudas sobre cultivos y riego. Aunque ya no tan seguido, suele ir a «La Ponderosa» a recorrer las plantaciones y regar sus plantitas, auque luego no falten los hachaques del esfuerzo y de la edad, pero siempre satisfecho de estar nuevamente en la naturaleza.
Así actualizamos esta entrevista hecha en el año 2005 de alguién que aunque no se crea, ha ayudado en le progreso de parte de la agricultura nacional. Que el ñeque los acolite, siempre.