Estamos a horas de que la comunidad cristiana celebre el día del nacimiento de su redentor, Jesús. Para esta fecha muchas personas se preparan con semanas de anticipación para recibir su llegada; y así agradecer a Dios por entregarnos a su hijo.
Escribir de cómo se generó esta tradición y las costumbres sería redundar, ya que existen muchos sitios y medios impresos y audiovisuales dónde lo suelen explicar. Incluso escribir sobre lo comercial que se ha vuelto es innecesario porque, al final de cuentas, quienes promueven esta fecha, en general, salen ganando. Es lo que es.
Entonces ¿De qué va este tema?
Básicamente de las creencias. ¡Sí!
Al decir que es por las creencias nos remontamos a algo aparentemente superfluo como armar el nacimiento o decorar la casa con luces y árbol, sin contar la cena de noche buena o Navidad.
La pregunta sería: ¿Se están perdiendo estás costumbres? A ciencia cierta no hay un estudio y aunque en algunas ciudades ya no se ven las decoraciones fastuosas como hace 20 años atrás, en las iglesias basadas en Cristo aún se hacen las «novenas» o se los prepara para el 25 de diciembre y siempre pregonando la bondad y el amor que Dios nos demuestra en esa fecha dándonos a su único hijo.
Si bien las costumbres cambian, es conocido que para no perder una identidad, lo cual hace única a una región, se debe hacer lo posible por mantener las costumbres más sanas
La cuestión es que las costumbres van cambiando por otras. O las ideologías diferentes van ganando terreno y es así que en Japón, lugar donde la religión cristiana no es la mayoritaria, han tomado la costumbre de decorar a manera navideña las calles en diciembre y hasta se visten de Santa Claus.
Cuentan las abuelas que para Navidad en Ecuador se iba «Misa de Gallo» que era alrededor de las 11pm y los niños, que sus familias tenían la posibilidad de darles regalos, estos los abrían en la mañana del 25.
Ahora, la novedad es saber cuándo el centro comercial de la localidad encenderá las luces del árbol o cómo hará su llegada Papá Noel. Y no es que sea malo en sí, sino que los niños van creciendo con la idea de que la Navidad es «prender el árbol y la llegada de Santa a la ciudad» como lo dice una canción navideña.
Si bien las costumbres cambian, es conocido que para no perder una identidad, lo cual hace única a una región, se debe hacer lo posible por mantener las costumbres más sanas y no dejar que otras que vuelvan mediocres a la ciudadanía se arraiguen.
En fin, la Navidad así como otras tradiciones que están llenas de elementos positivos deberían preservarse, no vaya ser que en unos años, el día del nacimiento de algún líder que sea ególatra y nada positivo en general para la humanidad sea de conmemoración masiva.
Que el ñeque los acolite y que está Navidad traiga esperanzas a todos los seres humanos, cristianos o de otras religiones.